jueves, 15 de julio de 2010

PRODUCCIÓN AGRÍCOLA DE PILAHUÍN

En Pilahuín, la producción agrícola es la actividad predominante de los campesinos en los pisos bajo y medio en todas las comunida­des a excepción de Cunugyacu, La Esperanza, Rumipata y Atahualpa.

La actividad agrícola se desarrolla en las parcelas familiares: los productos que se cultivan para la venta en el mercado en orden de importancia son: papa, cebolla colorada o paiteña, ajo y haba. En el cultivo de estos productos se utiliza una tec­nología semitecnificada con el uso de fertilizantes químicos y orgánicos (estiércol animal), fungicidas e insecticidas, para la producción de papa, la roturación del suelo se la hace en for­ma manual, con yunta y eventualmente cuando el campesino dispone de recursos económicos con tractor; para las labores agrícolas de siembra se acostumbra solicitar la colaboración de amigos y familiares a través del sistema de prestamanos o maquita mañachi; generalmente realizan tres "curaciones". La primera a los 45 o 60 días de efectuada la siembra, la se­gunda y tercera de acuerdo a las condiciones climáticas de la zona; junto a las "curaciones" se realizan labores de deshier­bas y aporque.

Aunque algunas parcelas cuentan con riego, la producción agrícola de Pilahuín es de temporal y depende casi exclusiva­mente de las lluvias de páramo. Los riesgos más frecuentas en la agricultura son de carácter climático, especialmente la sequía, las heladas, las granizadas y las enfermedades fun­gosas (lancha, tizón y roya). Para contrarrestar el efecto de las heladas, que vienen precedidas de un brusco descenso de temperatura la noche anterior, los indígenas suelen hacer fogatas o regar las sementeras.

Las variedades de papas más comunes en la zona son: Ca­talina, Chola, Uvilla, Leona y Gabriela. Los indígenas se abastecen de semilla en el mercado de la ciudad de Ambato o a través de las parcelas que con éste propósito tiene la organización con asesoramiento técnico de CESA. Hasta hace pocos años, para la provisión de agroquímicos los campesi­nos acudían a los almacenes de la ciudad de Ambato; actual­mente en la comunidad de Yatzaputzán se ha instalado un al­macén de insumos de la COCAP, que es administrado por los propios indígenas. En la década pasada los indígenas de Pu­cará Grande se especializaron en la producción de ajo, encar­gándose ellos mismos de su comercialización en las ciudades de Ambato y Quito; esta actividad trajo una cierta bonanza a los productores y hubo una época añorada por los campesinos, "que se chumaba en Ambato y se venia en taxi".

Actualmente, la infestación de los suelos con enfermedades fungosas que trajo el cultivo del ajo ha obligado a los indíge­nas a diversificar los cultivos; esta crisis, sin embargo, ha si­do aprovechada por los campesinos de otras comunidades, actualmente hay una importante producción de ajo en San Isi­dro y Mulanleo. En la zona baja, donde las parcelas disponen de riego, los cultivos se realizan mediante el sistema de hua­chos (surcos) y canteros.

En el manejo agrícola, los campesinos practican la asociación y rotación de cultivos. Las asociaciones más comunes son: Haba-melloco, mashua-melloco-oca, haba-oca, haba-papa­quinua y papa-arveja (únicamente en el piso bajo). Las aso­ciaciones tienen una estrecha relación con la producción des­tinada al autoconsumo y constituyen una estrategia para ma­ximizar el uso del espacio y para minimizar los riesgos climá­ticos y el ataque de plagas y enfermedades. La rotación de cultivos se practica más continuamente con aquellos produc­tos destinados al mercado y se combina con las actividades pecuarias: En el piso medio, donde las posibilidades de diver­sificación son limitadas, la rotación más común es la de la siembra de papas por dos años consecutivos, seguido del es­tablecimiento de pastos durante tres años, para luego reini­ciar con el cultivo de papas.

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